lunes, 21 de mayo de 2012
AUN A DISGUSTO, ALGO SOBRE ESPAÑA
Me prometí no hablar de temas directamente relacionados con mis ideas sobre la acción política - entre otras cosas, porque ya hablé suficientemente de esto en el libro de Conversaciones que mi buen amigo el poeta Alfredo Rodriguez mantuvo conmigo en París ( y que, por cierto, quien quiera consultarlo puede hacerlo en mi web: www.josemaria-alvarez.com). Pero supongo que como consecuencia de algunas entradas de este blog, estoy recibiendo algunas llamadas que me piden ciertas precisiones sobre lo que pienso sobre la actual situación de España.
Debo confesar que no es uno de los temas que me apasionan y que seguramente me falta información. Tampoco creo que sus calamidades sean muy diferentes de las que asolan el resto de Europa. No sé muy bien qué caminos deben seguirse, cuáles son posibles, el tiempo que requiere cada uno. Pero sí sé, sin entrar en detalles, a qué se debe tender.
El problema principal es haber convertido la sociedad en una masa exánime a disposición de la Mafia política. Lo consecuente es la desaparición de ese poder coercitivo cuyos intereses hace mucho que se desvincularon del bienestar social. Escuché hace poco ( parece imposible)
que en España hay directamente empeñados en su labor destructiva algo así como 440.000 "políticos". Creo que serían más que suficientes unos 30.000.
Algo que me ha parecido letal desde su creación - hay publicaciones mías ya de los últimos años 70 donde lo advertía - son las Autonomías. Hay que eliminarlas por completo. La descentralización administrativa (esa sí es necesaria, sobre todo por su proximidad a la población) debe basarse en los Ayuntamientos; pero es una locura (muy lucrativa para muchos) que España tenga - lo he oído y no puedo creerlo - sobre 8.000 ayuntamientos; cuando bastarían sobre 1.200.
También creo absolutamente necesario - y esas sí son medidas que pueden tomarse de inmediato - el cierre del desmán que representa toda subvención - hasta el último euro - para sindicatos, patronales, partidos políticos, etc. En alguna otra parte ya hable de que
lo mismo debería hacerse, ipso facto, con toda protección de ONGs, organismos culturales, radios y televisiones públicas, etc.
Imprescindible para cualquier posibilidad de recuperación económica, es la bajada de los impuestos directos (y tasas municipales, etc) como mínimo por debajo del 25 por ciento. Devuélvase el dinero depredado por los gobiernos a sus verdaderos dueños, el pueblo, que es quien mejor sabe qué hacer con lo que es suyo.
Hay muchas más cuestiones, y medidas de ahorro, y vías para el fortalecimiento
de la sociedad y su prosperidad, pero, para todo ello vuelvo a remitir al excelente libro de mi amigo Alfredo Rodriguez.
Por último, todo esto o cualquier otra alternativa, acaso mejor, serán completamente inútiles sin una digamos recuperación Moral.
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Y ahí es donde yo creo que falla la cosa: esto no es algo político en el sentido estricto de la palabra (pese a su origen etimológico del griego "pólis"); creo que la cosa va más alla: es algo cultural, social y moral. Es fácil tomar ciertas medidas (aunque no se quiera), pero lo de la recuperación moral está más jodido. España es una auténtica pena.
ResponderEliminarY recomiendo desde aquí a los seguidores del blog la obra citada de Alfredo; una maravilla esa pluma norteña.
Estoy de acuerdo con tus propuestas, sin embargo, tal vez se trata más de deshacer y no hacer, de reducir el gobierno, que de seguir mangoneando para que las cosas sean de este o aquel modo en lugar de dejarlas ser lo que quiera que sean. Comoquiera, lo fundamental es, en efecto, más profundo que la política. A mi juicio, en España ha cundido desde tiempo inmemorial y hasta límites insoportables el sanchopanzismo, la picaresca, y, claro, Sancho Panza es perfectamente oportuno en Don Quijote de La Mancha, pero en España hay cien mil Sanchos por cada Quijote, de manera que esto ya no hay quien lo aguante. Si hubiera un Quijote para cada Sancho...
ResponderEliminarpd.-lo de cien mil es un decir, quien dice cien mil dice cuatrocientos cuarenta mil, o más.