sábado, 8 de diciembre de 2012

MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES


De verdad, ¿qué os enfurece, por qué está fobia desencadenada contra el Ministro de Educación? No ceso de leer encendidas opiniones descalificándolo, y manifestaciones, y alarmas generalizadas. Pero lo cierto es que no sé muy bien qué ha prendido la mecha de la ira. Debo confesar que casi no conozco sus propuestas, pero las pocas de que tengo noticia, no van por mal camino.  Tampoco sé mucho de los actuales enredos de la salud académica, y acaso desearía saber menos. De todas formas, no os inquietéis: Ni su gobierno ni el partido que lo sostiene, van a respaldar propuesta alguna que "no guste" al paisanaje. No llevarán adelante ningún programa. Palabras y palabras y palabras. Pero a la menor oposición, por tímida que sea, reculan. 
Por eso yo sí tengo que reprocharle al señor Ministro. Siendo yo de los que piensan que el Estado no debe dirigir la Enseñanza - me parece una monstruosidad afinada por nazis y comunistas y otros  secuaces de la intolerancia -, mientras, como diría Borges, esperamos el Godot de los gobiernos  "mínimos", alguna reforma sí puede llevarse a cabo. Y la decisión sobre la Lengua en que normalmente debe impartirse dicha Enseñanza, sí corresponde al Estado, entre otros motivos porque la multiplicidad idiomática (¿por qué no los diversos Arabes, o Chinos, que suman ya una población superior, aquí, a la que pretende el Catalán u otras lenguas peninsulares?) no es económicamente  viable. Por ello, si en todo el territorio nacional ha de existir eso que llaman Lengua Vehicular - pobre lengua, sufrir tales adjetivos - sin duda debería ser el Español, idioma hermoso y muy necesario par entenderse con los millones y millones de personas que lo hablan por todo el mundo. Como segunda lengua, el Inglés, que tiene las mismas características que el español, o aún mejores. A veces incluso he delirado pensando que sería mejor invertir los términos; pero bueno, somos españoles. Después, que cada cual hable y escriba o se comunique como tenga a bien  para sus intereses y su enriquecimiento cultural.
Y eso es lo único que, me parece, incumbe al Estado, y por ahora. Creo que la Enseñanza debe ser toda y absolutamente Privada, y depender de cada centro programas y contenidos. Con -es obvio -libre elección de centro,  colegio o Universidad por parte de los alumnos o su familia. Los que enseñen mejor y preparen más convenientemente para la vida profesional (y no sólo "profesional") sobrevivirán y prosperarán; los inferiores irán desapareciendo para bien general.
Sobre el coste de los centros y la forma de hacerle frente, con el fin de que no se pierdan alumnos capacitados y verdaderamente deseosos de aprender por causa de su situación económica, ya me he extendido en otras ocasiones.
Yo sé muy bien que la transformación de la actual Enseñanza en Privada, libre, de calidad,  no es labor de pocos años. Pero me hubiera gustado ver al señor Ministro, por lo menos, apostar por ello, explicárselo a la nación, evidenciar su necesidad.